miércoles, 28 de octubre de 2009

"Mujer que vive en la pobreza absoluta entregó a su bebé recién nacida en un CAI "

María Rosa Medina nunca habló sobre su estado de embarazo y lo enfrentó a pesar de las adversidades.
El día en que su pequeña nació, no pudo acudir a un centro hospitalario y dio a luz en su propia casa, en donde vive casi en la pobreza absoluta.

Cuando tuvo a la bebé supo que no podría criarla. Y aún así, tuvo cabeza para pensar en darle un mejor futuro a esa criatura que recién llegó al mundo.

Fue así como decidió entregar a esa pequeña, de pocas horas de nacida, en un CAI, para que las autoridades la pudieran auxiliar con prontitud.

Doña María Rosa no pensó en un aborto. Y menos, en hacerle daño a la pequeña o en dejarla por ahí abandonada.

"Lo más importante es rescatar que la señora respetó la vida de la niña, que quiso garantizar su bienestar, su integridad física y acudió a lo que ella consideró era lo más eficiente y oportuno para salvaguardar a su bebé, teniendo en cuenta que no podía brindarle una oportunidad de vida a su lado", apuntó sobre el caso Janeth
Aguirre, sicóloga del grupo de adopción del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (Icbf).

A sus 33 años, María Rosa es madre de un menor de 15, paga arriendo y lucha a diario por conseguir la comida. Mientras su hijo estaba en el colegio vinieron los dolores y se encendió una nueva vida con la llegada de su hija.

Pero la angustia de no poder darle lo mejor a esa criatura la llevó a actuar. Entonces le dijo a su hijo que esa bebé se la habían entregado, por lo que consideraba que lo mejor era llevarla y entregarla en el CAI del barrio.

Muy temprano en la mañana de ayer, el joven se dirigió al CAI de Vista Hermosa, en Ciudad Bolívar, cargando a su hermana en una caja. Al llegar, relató que la pequeña la habían dejado en su casa y que quería el apoyo de las autoridades para que se hicieran cargo.
Vinieron entonces las preguntas y así salió la verdad del asunto. Se trataba de la hermana del menor, a quien su propia madre había decidido entregar para que tuviera un mejor bienestar.

Las autoridades llegaron hasta la casa de María Rosa, en el barrio Nutibara. Ella se encontraba afectada de salud por la falta de atención de su parto.

Ambas, madre e hija, fueron llevadas al Hospital de Meissen para ser evaluadas.

"Ella nunca le contó a nadie sobre su embarazo. Lo que hizo no fue porque no quisiera a la niña. Lo que sucede es que realmente ella no tiene cómo tenerla", relató a Citynoticias el hermano de María Rosa, Vladimir Medina.

La situación ya está en manos del Icbf, que determinará a quién le da la custodia de la menor. Una hermana de la mamá mostró su intención de hacerse cargo. Las dos mujeres permanecen bajo cuidado médico en el hospital de Meissen.

Fuente: El Tiempo.com
ProVida

miércoles, 14 de octubre de 2009

Evangelium vitae

Encíclica de SS Juan Pablo II, 1995, se refiere a la bioética, a la cultura de la muerte, así como a temas específicos algunos de ellos: aborto, eutanasia, anticoncepción y sexualidad

Capítulo III No matarás la ley santa de Dios

« Mi embrión tus ojos lo veían » (Sal 139 138, 16): el delito abominable del aborto

58. Entre todos los delitos que el hombre puede cometer contra la vida, el aborto procurado presenta características que lo hacen particularmente grave e ignominioso. El Concilio Vaticano II lo define, junto con el infanticidio, como « crímenes nefandos ». 54

Hoy, sin embargo, la percepción de su gravedad se ha ido debilitando progresivamente en la conciencia de muchos. La aceptación del aborto en la mentalidad, en las costumbres y en la misma ley es señal evidente de una peligrosísima crisis del sentido moral, que es cada vez más incapaz de distinguir entre el bien y el mal, incluso cuando está en juego el derecho fundamental a la vida. Ante una situación tan grave, se requiere más que nunca el valor de mirar de frente a la verdad y de llamar a las cosas por su nombre, sin ceder a compromisos de conveniencia o a la tentación de autoengaño. A este propósito resuena categórico el reproche del Profeta: « ¡Ay, los que llaman al mal bien, y al bien mal!; que dan oscuridad por luz, y luz por oscuridad » (Is 5, 20). Precisamente en el caso del aborto se percibe la difusión de una terminología ambigua, como la de « interrupción del embarazo », que tiende a ocultar su verdadera naturaleza y a atenuar su gravedad en la opinión pública. Quizás este mismo fenómeno lingüístico sea síntoma de un malestar de las conciencias. Pero ninguna palabra puede cambiar la realidad de las cosas: el aborto procurado es la eliminación deliberada y directa, como quiera que se realice, de un ser humano en la fase inicial de su existencia, que va de la concepción al nacimiento.

La gravedad moral del aborto procurado se manifiesta en toda su verdad si se reconoce que se trata de un homicidio y, en particular, si se consideran las circunstancias específicas que lo cualifican. Quien se elimina es un ser humano que comienza a vivir, es decir, lo más inocente en absoluto que se pueda imaginar: ¡jamás podrá ser considerado un agresor, y menos aún un agresor injusto! Es débil, inerme, hasta el punto de estar privado incluso de aquella mínima forma de defensa que constituye la fuerza implorante de los gemidos y del llanto del recién nacido. Se halla totalmente confiado a la protección y al cuidado de la mujer que lo lleva en su seno. Sin embargo, a veces, es precisamente ella, la madre, quien decide y pide su eliminación, e incluso la procura.

Es cierto que en muchas ocasiones la opción del aborto tiene para la madre un carácter dramático y doloroso, en cuanto que la decisión de deshacerse del fruto de la concepción no se toma por razones puramente egoístas o de conveniencia, sino porque se quisieran preservar algunos bienes importantes, como la propia salud o un nivel de vida digno para los demás miembros de la familia. A veces se temen para el que ha de nacer tales condiciones de existencia que hacen pensar que para él lo mejor sería no nacer. Sin embargo, estas y otras razones semejantes, aun siendo graves y dramáticas, jamás pueden justificar la eliminación deliberada de un ser humano inocente.

59. En la decisión sobre la muerte del niño aún no nacido, además de la madre, intervienen con frecuencia otras personas. Ante todo, puede ser culpable el padre del niño, no sólo cuando induce expresamente a la mujer al aborto, sino también cuando favorece de modo indirecto esta decisión suya al dejarla sola ante los problemas del embarazo: 55 de esta forma se hiere mortalmente a la familia y se profana su naturaleza de comunidad de amor y su vocación de ser « santuario de la vida ». No se pueden olvidar las presiones que a veces provienen de un contexto más amplio de familiares y amigos. No raramente la mujer está sometida a presiones tan fuertes que se siente psicológicamente obligada a ceder al aborto: no hay duda de que en este caso la responsabilidad moral afecta particularmente a quienes directa o indirectamente la han forzado a abortar. También son responsables los médicos y el personal sanitario cuando ponen al servicio de la muerte la competencia adquirida para promover la vida.

Pero la responsabilidad implica también a los legisladores que han promovido y aprobado leyes que amparan el aborto y, en la medida en que haya dependido de ellos, los administradores de las estructuras sanitarias utilizadas para practicar abortos. Una responsabilidad general no menos grave afecta tanto a los que han favorecido la difusión de una mentalidad de permisivismo sexual y de menosprecio de la maternidad, como a quienes debieron haber asegurado —y no lo han hecho— políticas familiares y sociales válidas en apoyo de las familias, especialmente de las numerosas o con particulares dificultades económicas y educativas. Finalmente, no se puede minimizar el entramado de complicidades que llega a abarcar incluso a instituciones internacionales, fundaciones y asociaciones que luchan sistemáticamente por la legalización y la difusión del aborto en el mundo. En este sentido, el aborto va más allá de la responsabilidad de las personas concretas y del daño que se les provoca, asumiendo una dimensión fuertemente social: es una herida gravísima causada a la sociedad y a su cultura por quienes deberían ser sus constructores y defensores. Como he escrito en mi Carta a las Familias, « nos encontramos ante una enorme amenaza contra la vida: no sólo la de cada individuo, sino también la de toda la civilización ». 56Estamos ante lo que puede definirse como una « estructura de pecado » contra la vida humana aún no nacida.

60. Algunos intentan justificar el aborto sosteniendo que el fruto de la concepción, al menos hasta un cierto número de días, no puede ser todavía considerado una vida humana personal. En realidad, « desde el momento en que el óvulo es fecundado, se inaugura una nueva vida que no es la del padre ni la de la madre, sino la de un nuevo ser humano que se desarrolla por sí mismo. Jamás llegará a ser humano si no lo ha sido desde entonces. A esta evidencia de siempre... la genética moderna otorga una preciosa confirmación. Muestra que desde el primer instante se encuentra fijado el programa de lo que será ese viviente: una persona, un individuo con sus características ya bien determinadas. Con la fecundación inicia la aventura de una vida humana, cuyas principales capacidades requieren un tiempo para desarrollarse y poder actuar ». 57Aunque la presencia de un alma espiritual no puede deducirse de la observación de ningún dato experimental, las mismas conclusiones de la ciencia sobre el embrión humano ofrecen « una indicación preciosa para discernir racionalmente una presencia personal desde este primer surgir de la vida humana: ¿cómo un individuo humano podría no ser persona humana? ». 58

Por lo demás, está en juego algo tan importante que, desde el punto de vista de la obligación moral, bastaría la sola probabilidad de encontrarse ante una persona para justificar la más rotunda prohibición de cualquier intervención destinada a eliminar un embrión humano. Precisamente por esto, más allá de los debates científicos y de las mismas afirmaciones filosóficas en las que el Magisterio no se ha comprometido expresamente, la Iglesia siempre ha enseñado, y sigue enseñando, que al fruto de la generación humana, desde el primer momento de su existencia, se ha de garantizar el respeto incondicional que moralmente se le debe al ser humano en su totalidad y unidad corporal y espiritual: « El ser humano debe ser respetado y tratado como persona desde el instante de su concepción y, por eso, a partir de ese mismo momento se le deben reconocer los derechos de la persona, principalmente el derecho inviolable de todo ser humano inocente a la vida ». 59

61. Los textos de la Sagrada Escritura, que nunca hablan del aborto voluntario y, por tanto, no contienen condenas directas y específicas al respecto, presentan de tal modo al ser humano en el seno materno, que exigen lógicamente que se extienda también a este caso el mandamiento divino « no matarás ».

La vida humana es sagrada e inviolable en cada momento de su existencia, también en el inicial que precede al nacimiento. El hombre, desde el seno materno, pertenece a Dios que lo escruta y conoce todo, que lo forma y lo plasma con sus manos, que lo ve mientras es todavía un pequeño embrión informe y que en él entrevé el adulto de mañana, cuyos días están contados y cuya vocación está ya escrita en el « libro de la vida » (cf. Sal 139 138, 1. 13-16). Incluso cuando está todavía en el seno materno, —como testimonian numerosos textos bíblicos 60— el hombre es término personalísimo de la amorosa y paterna providencia divina.

La Tradición cristiana —como bien señala la Declaración emitida al respecto por la Congregación para la Doctrina de la Fe 61— es clara y unánime, desde los orígenes hasta nuestros días, en considerar el aborto como desorden moral particularmente grave. Desde que entró en contacto con el mundo greco-romano, en el que estaba difundida la práctica del aborto y del infanticidio, la primera comunidad cristiana se opuso radicalmente, con su doctrina y praxis, a las costumbres difundidas en aquella sociedad, como bien demuestra la ya citada Didaché. 62 Entre los escritores eclesiásticos del área griega, Atenágoras recuerda que los cristianos consideran como homicidas a las mujeres que recurren a medicinas abortivas, porque los niños, aun estando en el seno de la madre, son ya « objeto, por ende, de la providencia de Dios ». 63Entre los latinos, Tertuliano afirma:

« Es un homicidio anticipado impedir el nacimiento; poco importa que se suprima el alma ya nacida o que se la haga desaparecer en el nacimiento. Es ya un hombre aquél que lo será ». 64

A lo largo de su historia bimilenaria, esta misma doctrina ha sido enseñada constantemente por los Padres de la Iglesia, por sus Pastores y Doctores. Incluso las discusiones de carácter científico y filosófico sobre el momento preciso de la infusión del alma espiritual, nunca han provocado la mínima duda sobre la condena moral del aborto.

62. El Magisterio pontificio más reciente ha reafirmado con gran vigor esta doctrina común. En particular, Pío XI en la Encíclica Casti connubii rechazó las pretendidas justificaciones del aborto; 65 Pío XII excluyó todo aborto directo, o sea, todo acto que tienda directamente a destruir la vida humana aún no nacida, « tanto si tal destrucción se entiende como fin o sólo como medio para el fin »; 66Juan XXIII reafirmó que la vida humana es sagrada, porque « desde que aflora, ella implica directamente la acción creadora de Dios ». 67El Concilio Vaticano II, como ya he recordado, condenó con gran severidad el aborto:« se ha de proteger la vida con el máximo cuidado desde la concepción; tanto el aborto como el infanticidio son crímenes nefandos ». 68

Pena de excomunión y aborto

La disciplina canónica de la Iglesia, desde los primeros siglos, ha castigado con sanciones penales a quienes se manchaban con la culpa del aborto y esta praxis, con penas más o menos graves, ha sido ratificada en los diversos períodos históricos. El Código de Derecho Canónico de 1917 establecía para el aborto la pena de excomunión. 69 También la nueva legislación canónica se sitúa en esta dirección cuando sanciona que « quien procura el aborto, si éste se produce, incurre en excomunión latae sententiae », 70es decir, automática. La excomunión afecta a todos los que cometen este delito conociendo la pena, incluidos también aquellos cómplices sin cuya cooperación el delito no se hubiera producido: 71con esta reiterada sanción, la Iglesia señala este delito como uno de los más graves y peligrosos, alentando así a quien lo comete a buscar solícitamente el camino de la conversión. En efecto, en la Iglesia la pena de excomunión tiene como fin hacer plenamente conscientes de la gravedad de un cierto pecado y favorecer, por tanto, una adecuada conversión y penitencia.

Ante semejante unanimidad en la tradición doctrinal y disciplinar de la Iglesia, Pablo VI pudo declarar que esta enseñanza no había cambiado y que era inmutable. 72Por tanto, con la autoridad que Cristo confirió a Pedro y a sus Sucesores, en comunión con todos los Obispos —que en varias ocasiones han condenado el aborto y que en la consulta citada anteriormente, aunque dispersos por el mundo, han concordado unánimemente sobre esta doctrina—, declaro que el aborto directo, es decir, querido como fin o como medio, es siempre un desorden moral grave, en cuanto eliminación deliberada de un ser humano inocente. Esta doctrina se fundamenta en la ley natural y en la Palabra de Dios escrita; es transmitida por la Tradición de la Iglesia y enseñada por el Magisterio ordinario y universal. 73

Ninguna circunstancia, ninguna finalidad, ninguna ley del mundo podrá jamás hacer lícito un acto que es intrínsecamente ilícito, por ser contrario a la Ley de Dios, escrita en el corazón de cada hombre, reconocible por la misma razón, y proclamada por la Iglesia.

Intervenciones sobre los embriones

63. La valoración moral del aborto se debe aplicar también a las recientes formas de intervención sobre los embriones humanos que, aun buscando fines en sí mismos legítimos, comportan inevitablemente su destrucción. Es el caso de los experimentos con embriones, en creciente expansión en el campo de la investigación biomédica y legalmente admitida por algunos Estados. Si « son lícitas las intervenciones sobre el embrión humano siempre que respeten la vida y la integridad del embrión, que no lo expongan a riesgos desproporcionados, que tengan como fin su curación, la mejora de sus condiciones de salud o su supervivencia individual », 74se debe afirmar, sin embargo, que el uso de embriones o fetos humanos como objeto de experimentación constituye un delito en consideración a su dignidad de seres humanos, que tienen derecho al mismo respeto debido al niño ya nacido y a toda persona. 75

La misma condena moral concierne también al procedimiento que utiliza los embriones y fetos humanos todavía vivos —a veces « producidos » expresamente para este fin mediante la fecundación in vitro— sea como « material biológico » para ser utilizado, sea como abastecedores de órganos o tejidos para trasplantar en el tratamiento de algunas enfermedades. En verdad, la eliminación de criaturas humanas inocentes, aun cuando beneficie a otras, constituye un acto absolutamente inaceptable.

Diagnóstico prenatal

Una atención especial merece la valoración moral de las técnicas de diagnóstico prenatal, que permiten identificar precozmente eventuales anomalías del niño por nacer. En efecto, por la complejidad de estas técnicas, esta valoración debe hacerse muy cuidadosa y articuladamente. Estas técnicas son moralmente lícitas cuando están exentas de riesgos desproporcionados para el niño o la madre, y están orientadas a posibilitar una terapia precoz o también a favorecer una serena y consciente aceptación del niño por nacer. Pero, dado que las posibilidades de curación antes del nacimiento son hoy todavía escasas, sucede no pocas veces que estas técnicas se ponen al servicio de una mentalidad eugenésica, que acepta el aborto selectivo para impedir el nacimiento de niños afectados por varios tipos de anomalías. Semejante mentalidad es ignominiosa y totalmente reprobable, porque pretende medir el valor de una vida humana siguiendo sólo parámetros de « normalidad » y de bienestar físico, abriendo así el camino a la legitimación incluso del infanticidio y de la eutanasia.

En realidad, precisamente el valor y la serenidad con que tantos hermanos nuestros, afectados por graves formas de minusvalidez, viven su existencia cuando son aceptados y amados por nosotros, constituyen un testimonio particularmente eficaz de los auténticos valores que caracterizan la vida y que la hacen, incluso en condiciones difíciles, preciosa para sí y para los demás. La Iglesia está cercana a aquellos esposos que, con gran ansia y sufrimiento, acogen a sus hijos gravemente afectados de incapacidades, así como agradece a todas las familias que, por medio de la adopción, amparan a quienes han sido abandonados por sus padres, debido a formas de minusvalidez o enfermedades.

ProVida

miércoles, 26 de agosto de 2009

martes, 25 de agosto de 2009

Por la vida: 10 argumentos Contra el Aborto.

Son argumentos que encontré, me parecieron muy interesantes por lo que los comparto:

1. Desde el instante de la concepción, existe ya un ser vivo con ADN humano único, que tiene que mandar un mensaje químico a la madre para que no luche contra él. Desde que es sólo una célula, su propio ADN dirige todo el programa de su desarrollo y crecimiento, hasta el nacimiento y más allá.

2. Abortar es un delito.

3. La cárcel no es una solución para la mujer que aborta, que ya de por sí ha tenido que tomar una decisión difícil.

4. El aborto nunca está justificado, sea legal o ilegal. La amenaza del aborto clandestino es una manipulación del lobby abortista.

5. ¿Cómo no va a poder abortar una mujer si su vida está en peligro?


6. Y en caso de violación… Ese niño inocente, que también es de la madre, no debe pagar un crimen tan execrable con su vida. Si la madre no se ve capaz de criarlo, puede darlo en adopción, y así romperá el ciclo de violencia. La violación es uno de los argumentos más manipulados a favor del aborto.

7. “Es cruel permitir que nazcan niños con graves malformaciones o deficiencias, o que van a morir nada más nacer.”
Ninguna sociedad ha tenido tantos medios (técnicos y sociales) como la nuestra para curar o mejorar la calidad de vida de muchos enfermos. ¿Quién y dónde traza la línea de lo que es una vida con calidad? Que cada vez haya más abortos por malformaciones menores y perfectamente solucionables como el labio leporino es una consecuencia lógica de hacer depender la dignidad de la calidad. Se habla de calidad en vez de felicidad, que todos pueden alcanzar si alguien (hay mucha gente dispuesta) los acoge y les da cariño. Incluso en el caso de que un niño vaya a morir poco después de nacer, ¿no vale la pena compartir con él el mayor tiempo posible? .

8. El argumento de la intimidad (con el que se legalizó el aborto en Estados Unidos), ya presupone que es una decisión de la madre, no un crimen. Si no, cualquier investigación policial sería una violación de la intimidad. Las clínicas que dicen defender la intimidad de las mujeres llamadas a testificar olvidan que, al tirar su documentación, fueron ellas quienes facilitaron que las localizaran. Muchos centros abortistas (como demostró una estudiante estadounidense) defienden la intimidad de las menores hasta el punto de callar, incluso si las acompañan novios (o posibles pederastas) mucho mayores. Su celo es tal que son incluso reacios a entregar a la propia mujer una copia de su historial completo, como ha denunciado la Asociación de Víctimas del Aborto.

9. “No se debe criticar el aborto, porque ya es una decisión muy difícil: nadie quiere abortar.”
La tesis de los partidarios del aborto es tan débil que sólo pueden defenderla diciendo que, en realidad, es un mal necesario que nadie quiere -salvo quienes se lucran-. Si nadie quiere abortar, las Administraciones deben ofrecer un verdadero asesoramiento y ayudas a las embarazadas con dificultades.

10. No pueden imponerse las propias Opiniones o creencias de los demás. Casi siempre son los abortistas los primeros en mencionar la religión para desacreditar todos los argumentos de los provida. Cualquier razón contra el aborto es una creencia. Por el contrario, sus partidarios pueden imponer su opinión a toda la sociedad, incluso a los no nacidos que son eliminados.

miércoles, 19 de agosto de 2009

Aborto V/S "Robots que son como niños"

Leía una noticia acerca de una investigación, en la que decían que habían creado un programa que permitía reproducir el comportamiento y las reacciones de un niño de un año de edad, dicen que son robots que están programados para actuar de forma autónoma... el artículo termina diciendo:"Podrían construirse robots que hagan de niño, de forma que, si su cuidador se va, se ponga a llorar o le persiga".

Por otro lado, tenía noticias acerca de las opiniones a favor y en contra del aborto con una nueva ley que está en proceso y que permitiría que una señorita de 16 años pueda abortar sin permiso de sus padres.

Uniendo éstos dos puntos de vista podríamos decir que ¿preferimos matar a un niño y tener unos pequeños robos que los simulen? y ¿qué puede pasar con el futuro de la humanidad cuando ya nadie quiera tener niños y más bien "adoptar" robots?



Nos encontramos en un punto clave, estamos en un momento de desorden mundial en el que tenemos altos niveles de pobreza, asesinatos, genocidios, mucho dolor, angustia, un desorden que diariamente llega a nuestras familias y que pareciera que en vez de querer ser parte de una solución, aportar algo, formar a nuestros pequeños y pequeñas, nos envolviéramos en nuestros asuntos "importantes" y dejáramos su formación para que la sociedad los moldeara a su gusto, olvidándonos de transmitirles Valores, amor y formación que son esenciales para su vida.

Todo puede mejorar, empezando desde la Familia, desde el núcleo de toda sociedad, si nuestras niñas sienten amor, no tendrán que ir a los once o trece años a buscar cariño afuera, si nuestros niños sintieran amor, no tendrían que ir a buscar a quién lastimar tratando de derramar todo su enojo en otras personas.

Está en nuestras manos escoger qué queremos con nuestro mundo, el único que tenemos, escoger la Vida o tal vez... un robot?




ProVida

jueves, 13 de agosto de 2009

¿Necesidad de un supuesto derecho a abortar?

http://www.abc.es/20090814/opinion-firmas/necesidad-supuesto-derecho-abortar-20090814.html

"El aborto provocado libremente, con pleno vacío atinente a la explicación última de la decisión, conlleva una repulsiva carga de perversidad. Difícilmente cruza la raya decisional abocante en la aniquilación de una vida humana, una madre que lleva grabado en su corazón y oídos el suave latir del hijo de sus entrañas. ¿Cabe el aborto como despiadado derecho de la mujer a anegar la sobrevenencia del ser fruto de su determinación? El ser humano es imagen de Dios. El proyecto de Ley de sus «expertos» abortistas viene a apuntar hacia un abominable intento deicida de quienes han perdido toda huella de humanidad y sentido. Es probable que ese ginecólogo autómata y verdugo del nuevo orden, experimente tras su cometido la nublación perturbadora de la indebida muerte fraguada. Con fundamento se comenta que el complejo institucional que se nos avecina entraña una propuesta que torna el derecho a vivir por el derecho a matar bajo el infame pretexto de la legalidad."

Es admirable que algunos si defiendan el derecho a la Vida.




ProVida

sábado, 16 de mayo de 2009

Bebes abortados...en dónde ha quedado el amor?

Estas ultimas semanas ha sonado más que siempre el tema del aborto, ha estado moviéndose
como nunca, estos son los encabezados de algunas noticias:

* "El Gobierno aprueba hoy el anteproyecto que reforma la Ley del Aborto."
* "Recibidas doce llamadas para dar en adopción un bebé; atendidos tres menores."
* "El Gobierno aprueba el anteproyecto que permite aborto libre hasta 14 semanas."
* "El PP deplora que Igualdad
permita abortar a menores sin permiso de sus padres."
* "Por primera vez en 15 años más estadounidenses están en contra del aborto."

Y sucesivamente en EL TIEMPO encontramos 3.899 resultados con la Palabra “aborto”,
necesito que alguien me explique por qué quieren asesinar tantos bebes? Por qué no
los dejan nacer, hasta ahora están creciendo en el vientre, no han hecho nada malo,
no han cometido ningún error.

No sé por qué estás madres no ven el daño que se hacen y que le hacen a esta persona,
nuestros valores se están perdiendo, la promiscuidad llega a su máximo y parece que ya
no hay quien lo detenga, es como un virus que se va propagando, luego dirán que por control
poblacional cada uno acabará con la vida de alguien de su familia, necesito que alguien me
explique por qué no es posible que cada mujer planee su vida y no que planee la muerte de su hijo.




ProVida

lunes, 11 de mayo de 2009

¿Darías la vida por tu hijo?

La "madre coraje" que prefirió ofrecer su vida antes de aceptar la operación que le costaría la vida a la niña que llevaba en su vientre.

"La tendremos que someter a una intervención quirúrgica, o de lo contrario su vida está en riesgo mortal". Quizá estas fueron las palabras del médico que atendió a Gianna Beretta, una italiana, quien estando enferma de cáncer, decidió seguir adelante con el embarazo de su cuarto hijo antes que someterse a una operación que la pudo haber salvado, a costa de la vida del no nacido.

Transcurridos 31 años, el Papa Juan Pablo II beatificó el 24 de abril de 1994 y luego de 10 años la canonizó el 16 de mayo del 2004, convirtiéndola en un símbolo de la defensa de la vida.

¿Quién fue?

Gianna fue la séptima de trece hijos, de una familia de clase media de Lombardía (al norte de Italia), estudió medicina y se especializó en pediatría, profesión que compaginó con su tarea de madre de familia. Quienes la conocían dicen que fue una mujer activa y llena de energía, que conducía su propio vehículo algo poco común en esos días, esquiaba, tocaba el piano y disfrutaba yendo con su esposo a los conciertos en el conservatorio de Milán.

El esposo de Gianna, el ingeniero Pietro Molla, recordó hace algunos años a su esposa como una persona completamente normal, pero con una indiscutible confianza en la Providencia.

Según el ingeniero Molla, el último gesto heroico de Gianna fue una consecuencia coherente de una vida gastada día a día en la búsqueda del cumplimiento del Plan de Dios. "Cuando se dio cuenta de la terrible consecuencia de su gestación y el crecimiento de un gran fibroma recuerda el esposo de Gianna su primera reacción, razonada, fue pedir que se salvara el niño que tenía en su seno".

La protagonista del milagro, ocurrido el 9 de noviembre de 1977 en un hospital brasileño, fue una joven parturienta quien se curó de una septicemia (infección generalizada del organismo). Las religiosas del hospital habían pasado la noche encomendando su curación a la intercesión de Gianna, cuya figura les era conocida porque el promotor del hospital era un hermano de la beata, médico y misionero capuchino en ese país. El Papa aprobó el decreto que reconocía sus virtudes heroicas y la beatificó.

"Al buscar entre los recuerdos de Gianna algo para ofrecerle a la priora de las Carmelitas descalzas de Milán, recuerda el esposo de la beata Gianna Beretta, encontré en un libro de oraciones una pequeña imagen en la que, al dorso, Gianna había escrito de su puño y letra estas pocas palabras: "Señor, haz que la luz que se ha encendido en mi alma no se apague jamás".

Con ésta y otras anécdotas, combinadas con emotivas reflexiones, Pietro Molla reveló los perfiles desconocidos de su esposa Gianna Beretta, fallecida en 1962, beatificada el 24 de abril de 1994 y canonizada el 16 de mayo del 2004 por el Papa Juan Pablo II. En una emotiva entrevista concedida a la periodista Giuliana Peluchi, Pietro dibujó un perfil de Gianna que definió con una sola frase: "Mi esposa era una santa normal".

La "madre coraje" que prefirió ofrecer su vida antes de aceptar la operación que le costaría la vida a la niña que llevaba en su vientre.

"Van a beatificar a Gianna", le dijo Pietro, emocionado, por teléfono. La periodista, atónita, solo atinó a pedirle una última entrevista, ya no en busca de datos biográficos, sino para escuchar un testimonio de Pietro sobre la vida de su esposa.

La pequeña Gianna Emanuella, la bebé por la que Gianna Beretta dio la vida.

Fuente: http://www.aciprensa.com/madres/gianna.htm